Marte. El ser humano extendió su presencia por el Planeta Rojo, pero también lo hicieron los malvados y los héroes. Todo comenzó en la República de Zamora, una de las naciones marcianas más poderosas, hace mucho, mucho tiempo. Un héroe anónimo sacrificó su humanidad para salvar el planeta de los kaijin... El acceso, por supuesto, estaba situado bajo una trampilla oculta. Aparcó a Huracán tras un muelle de carga y entró en la nave, atento a todo lo que le rodeaba. Allí estaba, en un ...
Marte. El ser humano extendió su presencia por el Planeta Rojo, pero también lo hicieron los malvados y los héroes. Todo comenzó en la República de Zamora, una de las naciones marcianas más poderosas, hace mucho, mucho tiempo. Un héroe anónimo sacrificó su humanidad para salvar el planeta de los kaijin... El acceso, por supuesto, estaba situado bajo una trampilla oculta. Aparcó a Huracán tras un muelle de carga y entró en la nave, atento a todo lo que le rodeaba. Allí estaba, en un rincón, medio oculta por un montón de tubos y cables arruinados. Un punto en el suelo donde la suciedad se hallaba menos presente que a su alrededor. La trampilla, además, estaba nueva y apenas afectada por el abandono. La levantó con cuidado con la mano derecha mientras alargaba la izquierda. Entonces, su dedo medio se desprendió, extendiendo unas diminutas patas. El dron comenzó un rápido descenso mientras su amo apuntalaba la trampilla con parte de los escombros a su alrededor.
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https://comicstores.es/libro/kaijin_171633171633KAIJINMarte. El ser humano extendió su presencia por el Planeta Rojo, pero también lo hicieron los malvados y los héroes. Todo comenzó en la República de Zamora, una de las naciones marcianas más poderosas, hace mucho, mucho tiempo. Un héroe anónimo sacrificó su humanidad para salvar el planeta de los kaijin... El acceso, por supuesto, estaba situado bajo una trampilla oculta. Aparcó a Huracán tras un muelle de carga y entró en la nave, atento a todo lo que le rodeaba. Allí estaba, en un rincón, medio oculta por un montón de tubos y cables arruinados. Un punto en el suelo donde la suciedad se hallaba menos presente que a su alrededor. La trampilla, además, estaba nueva y apenas afectada por el abandono. La levantó con cuidado con la mano derecha mientras alargaba la izquierda. Entonces, su dedo medio se desprendió, extendiendo unas diminutas patas. El dron comenzó un rápido descenso mientras su amo apuntalaba la trampilla con parte de los escombros a su alrededor. https://comicstores.es/imagenes/9788494/978849423595.JPG6.606.955.000.35LUIS GUILLERMO DEL CORRAL
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