CONAN JDR: AQUILONIA: FLOR DE OCCIDENTE

El Rey Conan se sentó en el trono del juicio, en la sala de justicia de su palacio en Tarantia, la capital real de Aquilonia. Tras las ventanas de cristal emplomado, un cielo azul se alzaba sobre los verdes jardines, brillantes y fragrantes de flores. y más allá de los jardines, cuadradas torres de piedra blanca se levantaban hacia el cielo, y cúpulas de verdeante bronce, y las formas de las casas, templos y palacios techados de tejas rojas. Porque ésta era la más principal de las tierras en los antiguos días de la Edad Hiboria. El Rey Conan se sentó en el trono del juicio, en la sala de justicia de su palacio en Tarantia, la capital real de Aquilonia. Tras las ventanas de cristal emplomado, un cielo azul se alzaba sobre los verdes jardines, brillantes y fragrantes de flores. y más allá de los jardines, cuadradas torres de piedra blanca se levantaban hacia el cielo, y cúpulas de verdeante bronce, y las formas de las casas, templos y palacios techados de tejas rojas. Porque ésta era la más principal de las tierras en los antiguos días de la Edad Hiboria. Aquilonia es el más rico y poderoso de los Reinos Hiborios, habitado por un pueblo orgulloso y privilegiado. Sus barones y condes mantienen antiguas rencillas de generación en generación, y en sus fronteras se libran constantes combates contra los pictos, cimmerios, nemedios y ofíreos. Con el tiempo, Aquilonia adquirirá un lugar aún más prominente en la historia de los reinos hiborios, cuando el reino sea regido por el Rey Conan. En historias como El Fénix en la Espada, La Hora del Dragón y La Ciudadela Escarlata Conan se enfrenta a peligros muy diferentes a los que arrostró antes de convertirse en rey de Aquilonia. Otras historias, como Más allá del Río Negro y Lobos más allá de la Frontera, muestran la fascinante lucha del reino contra los pictos bajo la égida de su rey bárbaro. Al contrario que muchas otras naciones de la Edad Hiboria, Aquilonia está poblada por una pléyade de razas diferentes. Desde los hombres de Gunderland a los poitanos, los bosonios, los tauranos y muchos otros, cada uno distintivamente diferente, y sin embargo todos aquilonios. ¿Qué características comparten todos? ¿En qué se diferencian? ¿Cómo puede un único rey aquilonio mantener bajo control a un grupo tan heterogéneo de gente? Este volumen intenta responder a esas preguntas y muchas otras que se puedan plantear.